27.1.05

Solución Final

Retomando un poco el tema de la novela que leí la semana pasada (Liquidación, de Imre Kertész, húngaro ganador del Premio Nóbel y sobreviviente de Auschwitz) hoy es un día para reflexionar sobre lo que significa y significó Auschwitz. Más de un millón y medio de personas (no sólo judíos, también gitanos, prisioneros rusos, homosexuales y repúblicanos españoles, entre otros) murieron en el campo de exterminio más tristemente famoso que los nazis tuvieron, pero no el único. Hoy hace 60 años, los siete mil supervivientes fueron los primeros rescatados del infierno. Después vino la liberación de los otros campos de concentración.

La primera vez que tuve contacto con el tema fue cuando leí el Diario de Ana Frank, pero quizá no con el alcance real de lo que era estar escondido, encerrado, sin libertad, humillado. Quizá tampoco sin enterarme o imaginar la violencia que se vivía en los campos de concentración. Pero sí recuerdo que me impresionó mucho el saber que sólo el padre sobrevivió, y que Ana murió unos días antes de la liberación. También recuerdo muy bien entre otras cosas, el camino que Ana describe hacia su encierro, como tenían que llevar la estrella de David visible, y como se pusieron una tras otra la ropa para trasladarla, muriéndose de calor. También recuerdo una Navidad que “celebró” la familia Frank, siguiendo la tradición católica, y como le parecía a Ana tan novedoso, mientras que para mí lo novedoso era que alguien no supiera como se celebraba la navidad.

Después, debo haber leído muy poco sobre Auschwitz y los otros campos de concentración. Películas un poco más. Últimamente, recuerdo muy bien una película, Amén, de Costa Gavras. Uno de los personajes principales es un general de la GESTAPO, un químico, Kurt Gertein, (personaje real), proveedor de los nazis del gas zyklon B, que al saber para que se usaba realmente, decidió alertar al Vaticano y a los aliados para tratar de impedir que continuara el horror. La escena es muy fuerte, y al tiempo, no se ve nada. Todo está en el rostro de Gertein. Un oficial le dice que mire a través del cerrojo, dentro de los hornos. Lo que vio Gertein no es necesario verlo, lo sabemos, aunque parece que todavía no sabemos el alcance de esa escena que continuaba día tras día, intentando llegar a la cuota propuesta de 2000 personas por día, para alcanzar el objetivo, esa "solución final".

Pero lo que hay que reflexionar es cómo se ve, mirando hacia atrás, lo que significó Auschwitz y sobre todo lo que significa. ¿Sirvió de algo? ¿Qué piensa Ariel Sharon cada vez que un palestino muere? Supongo que pensará que ojo por ojo, diente por diente, que es mejor ser el verdugo que la víctima. Lo cual significa, para mí, que no sirvió de nada. Cómo estará el mundo cuando un adolescente va a una fiesta disfrazado de nazi para divertirse. Sobre todo si forma parte de una familia real, de una familia en el poder. Triste. Ser adolescente no lo exculpa, pero ser hijo del Príncipe de Gales definitivamente lo condena. No sólo parece irresponsable, sino también estúpido.

Y que pasa ahora con la intolerancia, con el racismo que a todos niveles y en todos los lugares existe. Existe aquí, pero también en México (cuántas veces no decimos, despectivamente, es un NACO o es un INDIO). Y en la Europa de la "diversidad" todavía se acepta a los inmigrantes que vienen a hacer los trabajos “que los españoles no quieren hacer”. Eso a unos días del referéndum por la constitución europea, que tanto defiende esa diversidad. Qué pasa cuando todavía las porras de los equipos de fútbol le gritan NEGRO, a jugadores que demuestran en muchas ocasiones ser incluso superiores. Superiores sobre todo a esos que gritan porque dan la cara, porque trabajan y porque corren para ganarse, eso sí, esos millones de euros que ganan al año. "Correr como negro para vivir como blanco", dijo Eto´o siendo más sincero que muchos, más claro y por supuesto, todo lo irónico que se puede ser. Y eso hablando sólo de racismo por color, lugar de nacimiento o tipo de nariz. Ya de la intolerancia religiosa, ni hablemos. Los moritos no son moritos por morenos solamente, sino porque además, son musulmanes.

Total que parece que volver a Auschwitz, los pocos que salieron de ahí vivos y que todavía continúan vivos; que los jefes de Estado, la ceremonia, las velas en medio de la nieve, los discursos, el recordar lo vivido dentro de ese lugar, el intentar vivir hasta el último día con eso, no sirve de nada. Porque no es a ellos a los que debe servir, para ellos ya es mucho el haber salido de ahí y seguir vivos. A quienes debe de dar una lección lo que esos ancianos vivieron en su juventud es a todos los demás, a los que vemos tan lejos en el tiempo y en el espacio, a los que nos conmovemos con una película o un libro pero nos olvidamos al dar vuelta a la última página o al ver los créditos finales; a los que diariamente decimos, hacemos, pensamos o miramos de una manera despectiva. Y claro, a unos más que otros. Yo puedo ser muy consciente de lo que pasó en Auschwitz, pero de qué me servirá si Sharon continúa en su ojo por ojo y diente por diente. Si tan sólo tuviera un poco de la humanidad de Gertein.