El color del verano
A petición de mi lector más fiel, retomo este verano la escritura, ya que tengo más tiempo.
El verano se nota en estas tierras navarras más por el color que por la temperatura. Aunque los navarros se quejan del calor que hace, lo cierto es que pocos días subimos a más de 35 los termómetros, y las tormentas de verano alivian el sofoco (aunque algunas veces lo acentúan) y fomentan las picaduras de mosquitos. Los campos dejan ese color verde oscuro de la primavera para pintar todas las gamas del amarillo: la pálida cebada está a punto de cosecha justo con la entrada del verano, a finales de junio y el trigo madura mientras los girasoles florecen. Los balcones y los escaparates, como cada año, comienzan a colorearse del blanco y el rojo, a tan solo pocas horas del inicio de la Fiesta. En los pueblos, réplicas menores de la gran fiesta la anteceden; las terrazas se llenan, y el horario de verano de la mayoría de las oficinas permite pasar el tiempo de tiendas, aprovechando las rebajas. Este año, la tómbola de Cáritas (otro elemento típico pamplonica del verano) no me ha regalado nada ("sorteo de un mobiliario de cocina" "sorteo de un viaje a la India" "sorteo de una motocicleta" "reunase varios boletos para escoger regalo" y " una botella de vino", que ni siquiera he recogido, es todo lo conseguido. Cada año tengo peor suerte.
Para los que no lo saben, resulta que estoy trabajando en un asador de un pueblo cercano, en Belzunce. A veces las escenas son surrealistas: una noche de lluvia, el paisaje navarro, los grillos y el silencio del campo...cruzas la puerta del asador y te reciben...Los tigres del Norte. Mi jefe, Javi, es un fanático de los corridos, o por lo menos dice que los aldeanos suelen serlo y que por eso los pone. Creo que a mi madre no le va a gustar nada ese asador... Por ahora, conseguí cambiar los corridos, por Belanova y Julieta Venegas, si lo que querían era escuchar música mexicana. Pero que nadie dude que una madrugada se escuche por ahí Jose Alfredo. Y no lo puse yo.
Agosto será en Galicia, y si tengo suerte al volver, aunque lo más probable es que el trabajo me lo impida, se cumplirán los otros ritos veraniegos: domingos de playa y sábados de mercados medievales.
En cuanto a la televisión, el Mundial se acaba, en el Tour de Francia, aparte del escándalo, poco interés se encuentra, y Fernando Alonso ya aburre ganando todos los premios. Mis series favoritas terminan temporada en agosto (House, Mujeres Desesperadas, Perdidos), así que tampoco será un gran consuelo ver televisión.
Canciones del verano: OPÁ, yo viazé un corral, de Koala, y Limón y Sal, de Julieta, se pelean por conseguir el primer puesto; siguen escuchandose Guapa de la Oreja de Van Gogh y Zapatillas, del Canto del Loco.
En el cine, Cars, y espero con emoción a Jack Sparrow. El capitán Alatriste llegará hasta septiembre, así que me conformo con los Piratas del Caribe, que algunos de ustedes ya pudieron ver, o no, según sus gustos.
Lecturas: terminaré la trilogía vasca "Verdes Valles, colinas rojas"; algo de Bioy, algo de Dashiel Hammett y tengo varios libros por ahí sin leer pero me parece que no son lecturas de verano (Hombre Lento de Coeetzee y las Intermitencias de la Muerte, de Saramago, entre otros). Creo que lo más adecuado será retomar a Cortázar, creo que el mundo cronopial es muy propenso a ser lectura de verano.
Así pinta el verano en las tierras del Reyno. Se aceptan sugerencias.
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