El capitán
Hace aproximadamente un año que esperábamos este momento. Durante las últimas semanas, además fuimos bombardeados por publicidad, entrevistas, artículos y trailer que nos recordaba que muy pronto podríamos ver, por fin, al capitán Alatriste. Gracias al entusiasmo que el propio Pérez Reverte puso en la caracterización de Viggo Mortensen como el capitán, y de las fotos, sabíamos que por lo menos el protagonista no nos decepcionaría. El escritor contaba que el único requisito que puso a Díaz Yañes fue que su entrañable capitán fuera como nosotros, los lectores, y como él mismo lo imaginabamos al leer sus aventuras. Díaz Yañez no solo cumplió su promesa, sino que todos los actores superaron las expectativas. El siglo XVII español tal y como suponemos que fue: oscuro, decadente, violento. Un imperio al borde del derrumbe que todavía gasta sus últimas fuerzas para no perder el dominio y el poder que ejerce en el mundo. La lucha se alargará durante dos siglos más, hasta finales del 19 cuando Cuba sea el último ladrillo que caiga.
Pocas veces en España se ha puesto tanto en el asador por una película: una inversión de 24 millones de euros, una ilusión, un guión que intenta resumir una gran saga de aventuras, y no sólo la recreación de una época, sino toda una visión del mundo. Las cuentas parece que salen, por ahora, en números negros. Un millón de espectadores han visto Alatriste en el primer fin de semana, y como cuenta Pérez Reverte, el está satisfecho con el resulta y los actores lloraban cuando se encendieron las luces del cine la noche de su primera proyección.
Alatriste es uno de mis personajes favoritos, y la verdad es que Viggo es el mejor capitán que se pudo haber conocido. Hay incontables anécdotas de la extraordinaria labor que ha hecho el actor para su interpretación. Se pateó todo Castilla buscando el lugar ideal donde pudo haber nacido el capitán, (información que las novelas no revelan), se aprendió de memoria no sólo el guión, como es su tarea, sino también la saga completa, y casi hizo del museo del Prado su hogar, estudiando una y otra vez los cuadros de Velázquez. Y el resultado final es que ha humanizado al capitán. Diego Alatriste, ("no era el mejor, ni el más piadoso, pero era un hombre valiente", la frase con la que inicia la primera novela y que ha sido tomada como el slogan de la película) es un poco más cínico en la novela. Los gestos, la mirada azul profundo de Viggo, sus lágrimas, su manera de andar, sus gestos, le dan una chulería pero también una conciencia de ser siempre un hombre derrotado ("presentarse con esas botas son signo de altivez, o de falta de dinero, capitán?" le pregunta el conde-duque de Olivares, "ambas cosas, su excelencia", contesta Diego.) En realidad, yo recordaba al capitán como un héroe en la novela, cuando en realidad es un pobre hombre inmerso en su época violenta y sanguinaria hasta la cabeza. Un matón a sueldo para malvivir, pero un hombre generoso, profundamente leal. Y esos detalles que a veces se me escaparon (o se me 0lvidaron) en la novela, en Viggo son imposibles de olvidar, las recuerda con cada paso o con cada gesto. No sólo Viggo está impecable en su actuación, sino la mayoría de las actuaciones son profundamente conmovedoras: Juan Echanove como Quevedo, Eduard Fernández como Sebastián, Eduardo Noriega como el conde de Guadalmedina (confieso que me sorprendió, no está entre mis actores favoritos) son los que más me gustaron. Pero Gualterio Malatesta parece también directamente sacada de la novela y Javier Cámara como el Conde Duque de Olivares es también impresionante, y Ariadna Gil soberbia. Hasta las tres frases de Pilar López de Ayala hacen de su pequeñísima participación una gran aportación. Y Unax Ugalde es mi actor joven favorito, así que me encantó desde que supe que sería Iñigo Balboa. La única que no me gustó, y no es por su culpa, sino por la modificación que hicieron de su personaje, fue Angélica de Alquézar, interpretada por Elena Anaya. Para empezar, Angélica de Alquézar era rubia y de ojos azules, y que sea menora es un mal menor. Lo peor es que era la mala malísima, un demonio disfrazado de ángel, una manipuladora interesada. Era intrigante y fría. Y en la película quedó como una chica enamorada que se deja llevar por las circunstancias, por las oportunidades que se presenta, renunciando al amor casi por una obligacion de clase que por otra cosa. Y eso, para que mentirnos, le quita saborcillo al asunto. Porque en la novela siempre era bueno imaginarnos ahora con que trastada le iba a salir la malvada Angélica al inocente Iñigo.
Otra cosa que no me gustó, aunque ya la hemos comentado mucho Carlos y yo, es que la película no tiene una historia redonda, sino que más bien, saca de las novelas los "high lights" con un hilo argumental que las une. Esto es bastante para los frikis de Alatriste como nosotros, que sabemos el contexto y todo lo que pasa antes y después de cada aventura; sin embargo, me parece que un espectador que no haya leído ninguna de las novelas se quedará con un vacío narrativo. Es en lo narrativo donde le veo el punto flaco, y el punto fuerte definitivamente es el plástico, el visual, pero la película a veces parecería una sucesión en movimiento de cuadros de Velázquez: la misma luz, los mismos contrastes. Tiene una fotografía preciosista, una ambientación oscura como la época, una realidad descarnada como la vida real de aquél momento, pero quizá para un "no iniciado" eso no sea suficiente. Habrá que preguntarles.
Algunas páginas para iniciarse:
1 Comments:
Confieso que no he visto la película. Seguramente, no lo haré hasta que llegue al Plus o mis castores me la regalen (que ya no son castores, y que seguro que la niña anglófila la tiene grabada en inglés en versión para mi portátil robado cual Morgana pirata sin patente de corso), y de cualquier modo, creo que sin embargo ya he visto lo mejor de la obra, y es ese lanzamiento de disco, digo sombrero, digno de un navarro atleta y único español que yo sepa, poseedor de record mundial de lanzamiento (al que como era lógico en aquellos tiempos, siempre le cambiaban la norma y con carácter retroactivo, para desposeerle de tal honor y tal arte en aquello de la jabalina, otra suerte de pica en Flandes también inútil). Ah! Que no he dicho quien era el Alatriste pamplonica? Bueno, que te lo diga el pícaro de mi compadre. Ya sabes que me gusta intrigar.
Como me gusta dispersarme, y eso que sabe la linda princesa que tampoco me gusta mucho el autor de la Saga (que no de la Maga), pero que envidio su diversión con tal siglo de Oro (tan pobre, tan mal repartido, tan obscuramente lucido, tan lúcido por lo mismo), y por ende de mi tendencia a la disgresión yo que venía con la copa de buen cava en la mano para aquello del Happy Year, chin chin, y besos y abrazos, héme metido en apostillar algo de lo que no puedo opinar.
Bueno, como diría el autor del primo de Sealtiel citando a un francés: El Español cuando decide la estocada a dar, la da, aunque acabe él siendo el pollo en el espetón (sí, no es literal, pero es que no tengo memoria tampoco. O sea, más ibérico y tozudo imposible.)
Con toda la parrafada, casi me pierdo por el Paso del Norte, misión, porque ya se sabe, mientras los ingleses abrían un fuerte, y los holandeses ponían tienda, nosotros iglesia, Rediós!, pero me vuelvo al tema. Y digo que meter en una peli cinco tomos de una historia me parece un tanto díficil por no decir bobo.
Creo yo que deberían haber pensado más del modo "Master and Commander" y ceñirse a mucho menos textos y recrearse mucho más. Y ya que digo tal, me mojo, y creo que con el libro que abre la serie y con El Sol de Breda, tercero en orden, ya habría bastado y estaría más centrado.
Y resumiendo, que cantaría el de Úbeda, me gusta el Mortensen, sí. Pero esa voz que gasta por aquello de no doblarlo... En fin.
Y una dama inquisidora me lo creo del todo, pero me parece innecesario.
Ahora sí, MUY FELIZ AÑO, CON TODA LA SALUD Y LA RISA DEL MUNDO. Besitos y un abrazo fuerte a mi buen hermano de palabras.
P.S. Sí, sí, el capitán muy mono y tal, muy hombre, cabal, leal, palabras las justas, hechos que lo dicen todo como debe ser... Pero a mí me parece que el Balboa de Oñate, jovencillo, rebelde, apunta maneras, o no? (Sé que sabes que me estoy riendo a gusto.)
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