Día cuatro: Pamplona llega casi al millón
Los sábados suelen ser días de mucha gente. El viernes por la mañana empiezan a llegar los que sólo estarán el fin de semana, por lo que el Encierro se complica mucho más la mañana del sábado. Los toros de Dolores Aguirre tuvieron pocos espacios para correr y muchos corredores a quienes herir. Los primeros corneados de la fiesta son cuatro en el tercer encierro.
En una fiesta como esta, no todo es diversión. Los excesos se suelen pagar caro, y aquí la palabra exceso es la más recurrida. Aparte de cuatro heridos por asta de toro y diversos contusionados, dos jóvenes han muerto al caer de las murallas. Parece que es algo que suele suceder con bastante frecuencia, alguna gente que busca un lugar apartado para dormir (o bueno, para lo que sea) va a las murallas y no alcanza a darse cuenta del peligro que corre. Este año han sido estos dos, y uno que está herido, pero que no se sabe si iba con los otros dos o fue una coincidencia de lugar y de tiempo.
Por lo demás, la fiesta sigue como el conejito de las Duracell. Nosotros comimos con los amigos en un lugar llamado El Trujal, y después nos fuimos a lo viejo. Por algunas calles no se puede ni pasar, a algunos bares no se puede entrar. En una ciudad que a duras penas alcanza los 200 mil habitantes, ¿dónde metes a ochocientos mil un sábado a la tarde?.
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