¿Encontraré a la Maga?

No me gusta la política, pero a veces, si no fuera porque es a costa de todos nosotros, hasta me divierte. A ver, no es que me divierta la política, es que algunos políticos son de risa. Lo malo viene cuando se toman en serio. Es como jugar al doctor y querer abrir al conejo que tenemos de mascota. Puede ser hasta peligroso. Cuando veo las noticias, o sea, todos los días, oscilo entre la carcajada, la resignación y la furia. Entre Mariano Rajoy con su "mire usté" y "eso no está bien, señor presidente" "basta ya, señor presidente"; Carod Rovira y su catalanismo extremo, la figura de Don Manuel Fraga ( y su voz apenas comprensible) que me recuerda a ese lider sindicalista que tuvimos hasta que cumplió noventa años en la CTM... ¿Cómo se llamaba? Ah, sí, Fidel Velázquez, y que luego se murió y dejó su lugar a otro más o menos de la misma camada, llamado, creo Leonardo Rodriguez Alcaine (¿o no es Leonardo?) y que son de esos que no se enteran que hay algo que se llama jubilación y que se pueden tomar unas vacaciones a determinada edad. En fin. Que de tanto Carod y tanto Acebes y Bono ya me andaba olvidando de nuestra ilustre peña mexicana. Es más, ni me acordaba que dentro de unos meses hay elecciones. Lo cual es triste, porque la verdad, para historias surrealistas, México se pinta solo (aunque últimamente el buen Elvo y su sueter a rayas y el payaso de Hugo acaparan reflectores). Cuando vine a vivir aquí, la novedad era la duda de que si Martita se lanzaría a la presidencia, los videos de Bejarano y Ahumada, y las pacas de billetes que como no cabían en el maletín se las metían en los bolsillos del saco (americana), sin olvidarnos, cómo va a ser, del romance entre la Robles y uno de los susodichos. Era divertido, sí.

Pero ya lo había olvidado, y no me había tomado la molestia de verificar a nuestros candidatos a la presidencia. No es Martita, es Felipe. Roberto va de nuevo a la carga. Y el defensor de las abuelitas, mejor conocido como AMLO, permite descansar a nuestro nunca bien ponderado Cuauhtémoc Cárdenas de su papel de candidato perenne (puesto que ahora cede a Madrazo). La novedad es que Madrazo perdió en semifinales en el 2000, ahora va por la final de la copa.

Y luego parió la abuela, en forma de Aznar, para venir a confundirme un poco más. Mezcló política mexicana y española, lo cual sólo podía esperarse, claro, de la política española y la mexicana, y de Aznar. Me acabo de acordar de una anécdota: en un viaje transatlántico, conocí a un españolito que venía divertídisimo porque en México Aznar se pronuncia "Asnar". Pero ya ando "por los cerros de Úbeda", como dicen por aquí. O sea que ya me fui por las ramas. El caso es que Aznar se presentó ante los panistas para decir que ojalá Felipito sea presidente. No sabemos si fue animado por Bush o salió de su ronco pecho. Lo cierto es que ha causado revuelo y mucha polémica. Le querían aplicar el 33 (de la constitución) o sea expulsarlo, pero ya se había ido; entonces, ahí pa la otra. La polémica radica en que si se viola el derecho de expresión de los extranjeros al prohibirles hablar de política, o si se viola la constitución al permitirselo. No se ponen de acuerdo. Mi humilde opinión es que si se les prohibiera así como así a los extranjeros hablar de política, ya habrían expulsado a Vargas Llosa, a Saramago, a Felipe González y a muchos ilustres extranjeros que han visitado nuestro país, y ahí si que se podría hablar de represión o de no permitir la libertad de expresión. Pero resulta que aquí la cosa no va de lo que dijo, sino donde. El momento y el lugar es lo que le hace ser prohibido, o eso entiendo yo. Si Aznar/Asnar se hubiera ido a tomar unas cervecitas a la Guadalupana con Felipito y le hubiera dicho, espero que seas tu el presidente, o si se hubiera parado en el Zócalo al estilo londinense para decir "ESPERO QUE FELIPE SEA PRESIDENTE POR EL BIEN DE LOS MEXICANOS", no creo que nadie hubiera pensado en la expulsión. Pero lo dijo en un acto político, con políticos. Y todo acto político en estas fechas, es campaña. O sea que es proselitismo. O sea que está prohibido. O sea que lo podían haber expulsado si no se hubiera ido antes. O eso entiendo yo. A ver si pensamos más donde decimos las cosas y a quién. Lo malo es que a Aznar/Asnar le gusta ir de listillo.

En fin. Primera y última. Entiendo si dejaron de leer en la segunda línea.

Ahora me siento feliz de no tener credencial del IFE. De todos modos, no sabría a quién votar.

En estos días se cumple un año de que comencé a escribir en este blog. Algunas cosas siguen igual, otras no.

Entre las que siguen igual, son las muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. La violencia contra la mujer se diferencia de la de Cd. Juárez, en que los verdugos tienen nombre y apellidos. Algunos de ellos se suicidan después de matar a su mujer o ex mujer. En Juárez los asesinos siguen siendo anónimos aunque vivan bajo el mismo techo que su víctima. Y las víctimas son nombres sin ningún sentido para la autoridad, ni para la sociedad. Todos sabemos lo que pasa, todos nos escandalizamos, y lo cierto es que 13 años después, las cosas siguen más o menos igual.

En el barrio del Carmel las cosas también siguen más o menos con la misma tónica, aunque con sus incoherencias. Por ejemplo, las personas que perdieron totalmente su casa, ya recibieron un piso nuevo. Las que tuvieron daños estructurales pero no se cayeron o no tuvieron que derribar, siguen viviendo en hoteles o con amigos y familiares. Tardarán todavía en entregarles sus casas, porque las labores de"refuerzo" de las estructuras son complejas y tardarán. El tunel del metro que causó el derrumbe sigue en las mismas, lo medio llenaron de concreto y ahí está muriendose de la risa. Otra de las incoherencias es que los vecinos del Carmel se enteran de los avances o noticias sobre todo por la prensa, radio, televisión, nunca por los funcionarios públicos que llevan el caso. A veces pasan cosas en este país que me hacen entender porque en México estamos como estamos. No lo hurtan, lo heredan, diría mi papá.

Algo que ya no sigue igual: ¿recuerdan aquel bar en donde escuché a Lorca por primera vez?. La plata, creo que se llamaba, donde me metí a tomar un café antes de la exposición "La tierra vista desde el cielo. Pues ya no existe ni el bar, ni el cine donde estaba el bar. Fue derribado y harán, supongo, un edificio de departamentos. Ya siento nostalgia por algunas cosas de Pamplona. Quién me lo iba a decir.

Así estaba Bioy cuando llegó a casa: sin nombre, sin pasado, sin futuro, sin historia. Sólo tenía su carita de pobre niño tras el cristal de una pastelería, que fue lo que nos robó el corazón. Llegó como una sorpresa caída del cielo, como un regalo de Reyes. No lo esperábamos aunque secretamente lo deseábamos. Queríamos un perro, pero siempre pensamos que sería un proyecto a largo plazo, hasta que una llamada nos llévó a conocer a Bioy y no pudimos separarnos de él. Ahora es él quién no se separa de nosotros, siempre está dispuesto a unas caricias o unos juegos, o simplemente a estar cerca. Nos dedicamos muchas veces a imaginar donde vivía, con quién, por qué tiene tanto miedo a las personas, que aprendió allá donde estaba, como fue su vida antes de nosotros (lo que si nos queda claro, sin detalles, que mucho peor que ahora), como era su madre, como sus hermanitos, a dónde irían a parar. Cada día le inventamos una nueva historia,o más bien, dos nuevas historias: la de su pasado, y la que construimos junto con él día a día.

Para los que me preguntan por qué se llama Bioy y no, por ejemplo, Borges: Primero, ponerle a un perro Borges es un poco pretencioso, todo el mundo sabe que quién es Borges y dirían, estos dueños se creen muy intelectuales. En cambio Bioy puede parecer un nombre cualquiera, como Boy, niño, pero con i. Aunque claro, de todos modos, Bioy es Bioy por Bioy Casares, eterno amigo de Borges. Segundo. Ponerle Borges a un perro es demasiado solemne. Si algo diferenció siempre a Bioy de Borges, era su sentido del humor, su forma ligera y divertida de ver la vida. Por otra parte, en realidad, Bioy se llama así en homenaje a una novela divertídisima del propio Bioy que se llama "Dormir al sol", que como su nombre ya va diciendo, va de perros, de contrabando de almas y de humanos. Son estas las razones por las que Bioy es Bioy y no Borges.

Además, le gusta su nombre. Y ahora en esta casa, él es el que manda.